jueves, 12 de diciembre de 2013

Quiero que mi país sea feliz, con amor y libertad...

Lo maravilloso de cumplir 30 años consecutivos de democracia,

con sus más y con sus menos,

es que hay pibes que están siendo educados por padres que sólo conocieron la vida en democracia.



Van a ser mejor que nosotros, no tengo dudas.



"Quiero que mi país sea feliz, con amor y libertad..."






viernes, 8 de noviembre de 2013

Verte, y ya otra vez no verte

"La Ley de Medios argentina será un referente, un ejemplo a analizar y seguir para muchos países, incluso europeos. Argentina va a ser un referente en el debate por la libertad de expresión". Dijo el periodista, semiólogo y teórico de la comunicación, el español Ignacio Ramonet. "Los medios han asumido la oposición política", añadió.
Director de Le Monde Diplomatique entre 1990 y 2008, Ramonet es además uno de los principales referentes del movimiento antiglobalización. "Los grupos tienden a confundir derecho de propiedad con derecho de expresión". En una entrevista en los estudios de Canal 7, Ramonet dio su punto de vista sobre la convalidación por parte de la Corte Suprema de Justicia de la constitucionalidad plena de la Ley de Medios Audiovisuales. "La SIP protege a los medios con actitudes golpistas".


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Una hora y poco dura este vídeo que podríamos titular: "In your face".
Nadie en Argentina necesita que le explique que este uso indebido de los mecanismos interamericanos de protección de los DDHH estaba motivada en la aprobación de la "Ley de Medios" y su coincidencia en el tiempo, inesperada quizá, de la declaración de constitucionalidad por parte de la Corte Suprema; bien, los miembros de la comisión felicitaron al estado argentino por la sanción de la ley.

Se habló de todo un poco, se reprendió a los periodistas por irrespetuosos en la audiencia, se los interrogó acerca de porqué denuncian ante la comisión lo que no han denunciado antes ante la justicia argentina, todo con cortesía y guardando las formas de la diplomacia, se le permitió al estado argentino explicar porqué esta audiencia no precede.

Pero sobre todo, se felicitó al estado argentino por su actitud proactiva en la promoción de los DDHH, y lo más destacable: ¡¡se lo felicitó por la Ley de Medios!!
¿No les duele la cara muchachos y muchacha?




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"Siento un poco de vergüenza, porque precisamente pueden decir eso porque hay libertad de prensa", y entonces hay "una contradicción terrible" en esa presentación, dijo el actor argentino Hector Alterio, consultado por la presencia de Magdalena Ruiz Guiñazú y Joaquín Morales Solá ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Cabe recordar, y destacar frente a las tan inefables como irrespetuosas declaraciones de este grupo de periodistas en defensa de la situación patrimonial del monopolio comunicacional, que Alterio fue incluido en las "listas negras" de la última y más cruel de las dictaduras argent(in)as, las que ahora fueron encontradas por el ministerio de defensa por lo que han tomado estado público.




Vinieras y te fueras dulcemente, de otro camino a otro camino. Verte, y ya otra vez no verte. Pasar por un puente a otro puente. -El pie breve, la luz vencida alegre-. Muchacho que sería yo mirando aguas abajo la corriente, y en el espejo tu pasaje fluir, desvanecerse.
(Vicente Aleixandre)

lunes, 28 de octubre de 2013

Lo que importa es estar vivo

Y va la señora de la arrogante dignidad, a votar soñando recuperar la gloria de los tiempos en los que cada uno estaba en su lugar...


Con los resultados definitivos en la mano, vemos que cada uno de los que participaron en las recientes elecciones nacionales puede hablar de triunfo avalado por los resultados obtenidos, pero todos deben saber que poco tienen para festejar en tanto tienen debilidades preocupantes.

Elecciones Nacionales 2013 - Diputados Nacionales - Total Nacional.
PASO 2013 - Totales por distrito.

Si lo limitamos a lo estrictamente parlamentario, el kirchnerismo obtuvo un buen resultado, toda vez que se mantiene como la primera minoría a nivel nacional, con un porcentaje mayor que el obtenido en la anterior elección legislativa, mejorando el resultado de las PASO en un 4%, salvo en la provincia de Buenos Aires donde se registraron las mayores dificultades para el oficialismo y sólo pudo crecer un 2%, además de haber mejorado el número de bancas en diputados, en donde competía con la elección de 2009, haber mantenido el número de senadores donde competía contra el 2007, y cumplido su objetivo de mantener quórum propio en ambas cámaras lo que le (nos) asegura la gobernabilidad. De las 127 bancas que se pusieron en juego el kirchnerismo obtuvo más de cincuenta, seguida del espacio liberal-progresista donde militan la UCR, el PS, y otros afines, con poco más de treinta, quienes aparecen como la oposiciòn parlamentaria real, independientemente de los escenarios mediatizados que puedan ocultar esta realidad. El resto del espectro obtuvo otras tantas bancas, donde destacan el Frente renovador con 14 y el PRO con 15, ocupando ambos el espacio liberal-conservador, además de una representación valorable de la izquierda trosquista la que obtuvo tres bancas.

Si en cambio intentamos adivinar qué hay para el 2015, vemos que el kirchnerismo tiene a nivel nacional un piso del 33%, y podemos decir que si hubiera sido una elección ejecutiva se habría acercado al 40% toda vez que la líder del espacio tiene una imagen positiva de entre el cincuenta y el sesenta porciento. Segundo aparece claramente el arco liberal-progresista, con la UCR/PS/etc con un 25%, con un anclaje nacional que lo constituyen en el único espacio además del FPV con inserción en todo el territorio nacional. Luego disputan un lugar en el espacio liberal-conservador del electorado el PRO (11%) y el FR/aliados (20%). La valorable elección de la izquierda troskista no alcanza para que no estén absolutamente fuera de la discusión.

Pero todos estos números son ciencia ficción porque salvo el PRO, nadie tiene candidato ni perfil completamente definido. Y en la construcción de sus candidatos y el perfil definitivo que tendrán frente al electorado anidan riesgos para todos ellos; al kirchnerismo le resultará muy difícil perforar sus números que se observan como techo, pese a tener la ventaja de tener un perfil ideológico claro, ocupando un espacio socialdemócrata neokeynesiano y una amplísima extensión territorial, al liberal-progresismo por la gran dispersión que anidan en todos los frentes, el PRO porque no tiene armado nacional y su piso electoral es muy escaso, y el justicialismo conservador que hoy lidera Massa porque son opciones territoriales dispersas e ideológicamente difícilmente compatibles, y se percibe que compatibilizar ideológicamente el espacio puede desdibujar el perfil que hoy a Massa le ha dado posiblemente la mitad de sus votos.

En fin, que me reafirmo en la idea de que acá es poco lo que pasó, y mucho lo que falta construir.


Curiosidades de estas elecciones: en Pilcomayo ganó el FPV con el 70%, y la izquierda troskista obtuvo menos del 1%. Los que denuncian angustiados, muy sueltos de cuerpo, que el FPV comete genocidio sobre el pueblo Qom, y me acusan de cómplice de dicho genocidio, me deben una explicación.


Imagen: Dibujo de Luis Scafati.




Lo que importa es estar vivo y entrar a la casa en el desolado mediodía de la vida. El río pasa recogiendo la calle polvorienta. Los satélites artificiales pueden rodear la Tierra, pero nada saben de ellos los bueyes enyugados a las carretas.
(Jorge Teiller)

viernes, 25 de octubre de 2013

Los mapas de las pesadillas

Estoy viendo imágenes de los cierres de campaña de las próximas elecciones de legisladores nacionales para la provincia de Buenos Aires.

Básicamente están en un extremo el acto de Massa, y en el otro el de Insaurralde, y así, a simple vista, más allá de las palabras y las ideas, las que, faltaría más, cada uno tiene las suyas, me impacta una clara diferencia, que resalta inocultable a mi vista:

Un acto es típicamente argent(in)o, con toda la liturgia, lleno de banderas de agrupaciones de todos los colores.

El otro en cambio es muy prolijo, tanto que bien podría ser el cierre de un candidato republicano.


Nestror Kirchner nos dejó como legado la foto de él ordenando bajar el cuadro de Videla.

Sergio Massa, en cambio, nos quiere dejar como legado su imagen ordenando bajar el cuadro de Nestor.

Toda una diferencia.

Toda una definición.




...pero son sus ojos el faro que atraviesa tu silencio. Sus ojos que son como el libro de geografía ideal: los mapas de la pesadilla pura. Y tu sangre ilumina los estantes con libros, las sillas con libros, el suelo lleno de libros apilados.
(Roberto Bolaños)

jueves, 24 de octubre de 2013

Entre los aplausos y los desdenes

El gordo Casero siempre fue un gran actor, sobre todo un gran actor cómico.

Ahora bien, más allá de su actual desafortunado protagonismo político, y su arrogante pretensión de genialidad por la vía de la incorrección política, jamás se le entiende lo que dice cuando habla como él, como Alfredo Casero.
En cualquier entrevista en la que abandona por un momento el personaje bizarro, pretendidamente provocador, lo que aparece ante nosotros es una entelequia ininteligible, un discurso opaco, sin aristas reconocibles. Es la clase de discurso que se presenta de tal modo que parezca que está sobre nosotros, cuando en verdad es vacuo, sin brillo.

Aún así seguiré admirando el trabajo actoral de Alfredo Casero, quien sigue y seguirá siendo un actor muy talentoso.
Al mismo tiempo, como El Viejo seguiré creyendo que atrás de un tipo que abusa del ingenio siempre se esconde el miedo de que se noten sus carencias. Y éste, es un caso que muestra con mucha precisión esto que siento.

Dejen de darle entidad a las tonterías que dice un tonto. Deberían pensar que no provoca quien quiere, sino quien puede.
Entonces, si se sienten provocados, otorgan que puede.

Hay cosas más interesantes de hacer como escucharlo a Charly.




¡Salud, porque juzgo que hoy muy poca tienes, entre los aplausos o entre los desdenes, y entre las coronas y los parabienes y las tonterías de la multitud!
(Rubén Darío)

miércoles, 16 de octubre de 2013

Algo entre la palabra y el silencio

Estamos en campaña electoral, por lo que toda la campaña sobre la imagen de Juan Cabandié se debe entender en ese contexto.

Además de que todo lo que se dice y todo lo que se hace es plausible de ser manipulado, descontextualizado, y que parezca lo contrario de lo que en realidad es.
Entonces nadie puede saber si esto puede ser cierto, o si dentro de un par de meses en La Nación se publicará una nota informando cómo se "armó" toda la movida electoral para restarle votos al FPV, tal y como nos acabamos de enterar en dicho diario de que el famoso "querían ficción, les di ficción" tenía un motivo válido.
A todas las operaciones de prensa de los medios opositores hay que darles tiempo, si al cabo de un par de meses aún existe alguna posibilidad de que sea verdadero, entonces habrá que darle alguna posibilidad de no ser un absoluto invento.

Lamentable la TV argent(in)a, donde entre 678 y PPT nuestros compatriotas reciben los dogmas totalizadores que los tranquilizan.

Patética es la TV, cierto, pero también es patética la audiencia.

Otra cosa bien distinta es el voto de cada uno: eso sí es algo que uno es el que decide si es propio o inducido...

Respecto de esto último agrego que ya se van conociendo más minutos que en la edición de la operación no fueron incluidos en los que, si bien Cabandié de momento no zafa del chapeo impropio, morigeran su pretendida malignidad. Además, suponiendo que todo sea absolutamente cierto, lo comparo con las opciones: Carrió o Bergman, y es infinitamente mejor.
Cierto, podríamos abrevar en la izquierda o en la recontra izquierda, pero en tanto el proyecto oficial sea preferible a las opciones reales de poder, mi posición es seguir apoyándolo, críticamente, pero sin medias tintas.




No se trata de hablar, ni tampoco de callar: se trata de abrir algo entre la palabra y el silencio. Quizá cuando transcurra todo, también la palabra y el silencio, quede esa zona abierta como una esperanza hacia atrás. Y tal vez ese signo invertido constituya un toque de atención para este mutismo ilimitado donde palpablemente nos hundimos.
(Roberto Juarroz)

lunes, 14 de octubre de 2013

Al borde del camino

La vida es difícil. Para estar en paz con uno mismo hay que decir la verdad. Para estar en paz con el prójimo hay que mentir.
(Bustos Bomeq)


Es interesante como algunos amigos dicen que hay que votar a "la izquierda" cuando en verdad van a votar a lo que toda la vida llamamos "la ultraizquierda".

¿Tanto se ha corrido a la izquierda la sociedad argent(in)a?

¿Eso será mérito de los oscuros agentes de los malignos hombres K?

¿Hay algún sociólogo en la sala?

¿O algún psicólogo?

Es una interesante comprobación acerca de dónde está parada la sociedad argent(in)a...

¿En el borde de la letrina?




Espero que ría la luz de tu vuelta; y en la epifanía de tu forma esbelta, cantará la fiesta en oro mayor.
(Cesar Vallejo)

domingo, 6 de octubre de 2013

Caminamos por el mundo real de los imperfectos

Viendo la entrevista que le hiciera Daniel Filmus al Pepe Mujica, a mediados de 2012, que fue presentada el último sábado 05 de Octubre en el ciclo presidentes latinoamericanos que emiten por la TV Pública, comprendo que somos tan parecidos, con hermosos sueños y fantásticas utopías pero tan igual de sensatamente parados en el mundo real, entiendo claramente que tiene una mirada sobre el mundo tan parecida a la mía, que hasta me parecen absolutamente razonables las disputas que tenemos (o parecemos tener) con el Uruguay, e incluso con el Pepe.
No tengo ninguna duda de que si yo gobernase Uruguay tomaría decisiones parecidas, así como si gobernase Argentina tomaría decisiones parecidas a las que tomó Nestor y ahora toma Cristina.

Podría tener la pretensión de que soy mejor que ellos tres, y listar aquí todas las decisiones que no hubiera tomado, pero ya bastante altanero soy como para asumir que hubiera sido capaz de hacer lo que ya hicieron, que hace no muchos años parecía imposible.

Acepto a los arrogantes que se pretenden tan perfectos como para regatear a los poderes fácticos y concretar tal y como el manual indica todos los sueños soñados y por soñar. Pero, así como el Pepe explica con claridad kirchnerista, los que pretenden que en el mundo no pasa nada que te condiciona son casi más peligrosos que quienes son efectivamente nuestros enemigos.
Porque las clases existen, y sus intereses son contradictorios entre sí. Y el capitalismo existe, y nos impone condiciones, y nos impone restricciones a nuestra libertad que no las evitamos con el diálogo ni con las ondas de amor y paz.

Entonces, puedo concluir, con coherencia discursiva, que los hermanos sean unidos, en cualquier tiempo que sea, sin dejarse confundir por los sacerdotes de la perfección y la objetividad.
Tal y como Bertrand Russell dijo con más claridad que yo: "el gran problema al que se enfrenta la humanidad, es que mientras los ignorantes están seguros de todo, los inteligentes están llenos de dudas".

El mundo es nuestro: de los imperfectos.




Mis pasos en esta calle resuenan en otra calle donde oigo mis pasos pasar en esta calle donde sólo es real la niebla.
(Octavio Paz)

sábado, 5 de octubre de 2013

Sólo es real la niebla

Con todo respeto:
No me jodan con los pibes de Greenpeace que están encarcelados en Rusia.

Todo bien con ellos, deben ser muy buenos chicos, muy comprometidos con el mundo en el que viven, pero en un par de meses podrán volver a integrar la tropa de esa muchachada atrevida que desafía a los poderosos sin mayores consecuencias.

Héroes que merecen ser revindicados son los cinco cubanos antiterroristas que están injustamente privados de su libertad en las cárceles de EEUU.
Esos sí que están en un país facineroso, sin ley, donde te encanan porque les caes mal y no te salva nadie.

O los que se suben a un barco para llevar ayuda a los palestinos, porque esos se juegan la vida (y no es una metáfora) ante el estado terrorista de Israel, otros facinerosos muy, pero muy peligrosos...





Mis pasos en esta calle resuenan en otra calle donde oigo mis pasos pasar en esta calle donde: sólo es real la niebla
(Octavio Paz)

Esta luz que se me escapa en el papel

Viví 10 años en Vigo, Galicia, a poco menos de 30 kilómetros de la planta que Botnia, la empresa que tiene la planta frente a Gualeguaychú y hoy es protagonista de la política rioplatense, tiene en Pontevedra, y la contaminación es incontestable.
No sólo el mal olor, las mariscadoras tiene muchísimos problemas para poder trabajar con normalidad, por lo que decidieron que la planta tendría que desmontarse en unos años (si mal no recuerdo antes de 2020).

Es verdad que la decisión la tomaron hace ya unos cuantos años, antes de la terrible crisis que tienen ahora, y dado que los puestos de laburo que perderán son muchísimos no sé si finalmente la desmontarán, pero insisto: la contaminación es incontestable. Y hablo de una planta en la mismísima Europa.

Ahora, tampoco sería tan duro con el Pepe y los uruguayos en este tema, porque cuando se elige laburo por contaminación, no necesariamente es un crimen contra la humanidad.
Además de que en Argentina también hacemos la vista gorda con estos temas, como en Uruguay donde acaban de aprobar la minería a cielo abierto. O como en Brasil. O en Andalucía. Y en Galicia con esta planta, sumados a otros temas medioambientales más.

Está bien que se exijan mejoras para proteger el medio ambiente, y que ahora demandemos prudencia del gobierno uruguayo. La misma que debemos reclamar del gobierno argentino. Pero si no damos el ejemplo nosotros mismos, no debemos entonces exagerar con la crítica.

Es mi modesta opinión, naturalmente.

Claro que debo decir con claridad: los mediocres que llevan en andas al Pepe por lo que no es, y se llenan la boca de odio frente a CFK por los mismos temas, o exacta y precisamente a la inversa, me dan pena...




Esto que se me escapa, agua y delicia obscura, mar naciendo o muriendo; estos labios y dientes, estos ojos hambrientos, me desnudan de mí y su furiosa gracia me levanta hasta los quietos cielos donde vibra el instante; la cima de los besos, la plenitud del mundo y de sus formas.
(Octavio Paz)

domingo, 29 de septiembre de 2013

La posesión exclusiva del error

Estaba leyendo a Borges, pensando en él,
y curiosamente llegué a mirarme, cara a cara, frente a la paradoja de que, pese a ser capaz de leer análisis económicos tan diferentes y encontrados, o no, cómo saberlo, como los de Katz, o de Gambina, o de Zaiat, o Zlotogwiazda, o los de Tigani, e incluso los de algunos de ideología marcadamente liberal tales como JJ Llach,
y desde ahí concluyo en un punto de vista, quizá por mi incapacidad para comprender sus análisis, pero sin duda desde el intento de análisis y la experiencia personal, entonces me sorprendo de que si desde ese lugar puedo definir una personal mirada sobre la realidad,
aún así siempre aparece algún insensato que desde su incomprendido y ampuloso fanatismo pretende negarme el derecho a concluir, a ser,
dándose la risible situación de erguirse en censores virulentos de una parte de la biblioteca, sólo una parte, a tal punto que no puedo evitar imaginarlos quemando en una pira dichos textos herejes junto a quienes los escribieron.


Como si le negáramos a Bill Evans su identidad cuando juega con la magia de otro.
Como si la magia resultante no tuviera la impronta de Bill.


Es gracioso encontrarse con gente que se pretende en la posesión exclusiva del error.





Si el sueño fuera ( como dicen ) una tregua, un puro reposo de la mente, ¿por qué si te despiertan bruscamente, sientes que te han robado una fortuna? ¿Por qué es tan triste madrugar? La hora nos despoja de un don inconcebible, tan íntimo que sólo es traducible en un sopor que la vigilia dora de sueños, que bien pueden ser reflejos truncos de los tesoros de la sombra, de un orbe intemporal que no se nombra y que el día deforma en sus espejos. ¿Quién serás esta noche en el oscuro sueño, del otro lado de su muro?

sábado, 21 de septiembre de 2013

Somos voces de una misma penuria

Una reflexión sobre la cuestión de la inseguridad: escucho/leo comentarios acerca de esto, comprobando que algunos banalizan y otros exageran la cuestión, pero que en general todos se pierden en la selva mediática. Digamos que hay alrededor de unas 2.000 muertes violentas al año, muchas de las cuales son productos de delitos. Números que, como todo el mundo sabe, son similares a los de EEUU, bajos para la región, aunque altísimos comparados con los países europeos.

Sin embargo el problema real de inseguridad en nuestro país, por el que podemos decir que nos están matando, por el que sí estoy angustiado, es el de la inseguridad vial. Los argentinos cuando toman un volante en sus manos se transforman, y se convierten en energúmenos prepotentes, en asesinos despiadados, en depredadores insaciables, toda vez que los cálculos más optimistas dicen que hay cerca de 10.000 muertes al año motivadas en la inseguridad vial, número que muchos sospechan, podría ser aún mayor. Y esto es lo suficientemente grave como para que nos lo tomemos en serio.
En lo personal, salgo a la calle, y no voy agobiado por el acecho de algún ladrón armado, en cambio sí siento en cada esquina la amenaza de los conductores que ponen en riesgo mi integridad física.

Salgamos del túnel mediático, y comencemos a hablar de algo con lo que no es posible que nos hayamos acostumbrado a convivir con naturalidad. No es natural que en un país mueran 40 personas cada 100.000 habitantes por la estupidez, y un número enorme e indeterminado de personas queden rotos para el resto de sus vidas.

Francamente, el dato es contundente: por cada persona que muere a manos de un delincuente otras 10 mueren a mano de un energúmeno al volante.
Y entiendo que debería ser más sencillo que los conductores dejen de asesinar personas a que los delincuentes dejen de hacerlo.




"Seguro de mi vida y de mi muerte, miro los ambiciosos y quisiera entenderlos. Su día es ávido como el lazo en el aire. Su noche es tregua de la ira en el hierro, pronto en acometer. Hablan de humanidad. Mi humanidad está en sentir que somos voces de una misma penuria."
JLB

lunes, 19 de agosto de 2013

Palabras generadas por el mejor silencio

Con los resultados en la mano, comprobamos que el FPV hizo la peor elección luego de 2003, equivalente a la de 2009. La dispersión y confusión de la oposición disimula el mal resultado, pero no lo modifica. Podría decir que luego del peor año de gestión eran posibles (sé que muchos me cuestionan esto que afirmo, pero así lo veo), pero francamente no era esperable bajar del 35%. Si bien la verdad se sabrá en Octubre, hay que replantearse algunas cuestiones irritantes, sobre todo las exageraciones innecesarias.
No me inquieta Octubre, con este mapa nada cambiará más allá de las usuales operaciones mediáticas de los medios de comunicación propiedad de esos grandes grupos económicos que entre otras cosas se dedican al negocio de la información, sí el 2015: debe el gobierno aprovechar la situación para fortalecerse. El dato bueno para el gobierno es que muchos en la oposición se pasarán los próximos dos años hablando de fin de ciclo. Pero para que eso le juegue a favor deberá pararse sobre la realidad, y conducirla, no enfrentarse a ella.

Igual no hay que exagerar, si luego de una década de gobierno, si luego de un año complicado, estamos hablando que el FPV mantiene y aumenta su representación parlamentaria, hay que ser prudentes en la crítica y en la preocupación. La oposición está mucho peor electoralmente, y no cargan con la responsabilidad y el desgaste de la gestión.

Francamente me resulta divertido escuchar algunos análisis políticos sobre el resultado electoral de las PASO. Las mismas personas que dicen que el PRO ganó en Capital, habiendo obtenido el 31% de los votos, siendo estos segundos a casi 3 puntos del primero (cierto que frente a un amontonamiento incierto) y con el tercero con casi el 20% de los votos, dicen muy sueltos de cuerpo que el FPV perdió estrepitosamente a nivel nacional, donde obtuvo un ¡31%! de los votos, con el segundo a 14 puntos atrás de él, y luego una enorme dispersión que en la insólita alquimia de sumarse constituirían un tercero en disputa, de momento, para disputar el segundo lugar de las preferencias de los electores argentinos.
Pongámonos de acuerdo, o perdieron todos (todo indica que es el análisis más preciso), o ganaron todos.
Sospecho que de fanáticos y necios está regado el camino al final del ciclo.

La economía siempre pesa en el voto de los argentinos. Aquí hay (Las expectativas económicas volvieron a mejorar en julio) algunos números para analizar, como de quien vienen, pero con sensatez. La economía viene mejorando en los últimos meses, pero la sensación de mejora aún no está instalada. Relato contra relato, nunca se debe perder de vista que la mayoría vota pensando en su propio y personal destino (léase bolsillo).
Tiempo al tiempo, y los objetivos claros.

Leo en "El estadista" que: "...aún cuando el FpV no puede controlar la sucesión digitando al candidato, tiene recursos para controlar la sucesión liquidando candidatos. Los próximos dos años no van a estar caracterizados por negociaciones para imponer candidatos sino por negociaciones para evitar candidatos”.
Lo que comparto porque si el Gobierno valora su tiempo, los próximos dos años empiezan en los próximos dos meses.


Toda mi vida soñé e intenté conseguir el mejor empleo, con el mejor sueldo posible. Pero nunca me quedé sentado en casa esperándolo, nunca me quedé cruzado de brazos no aceptando nada menos que la perfección, viviendo de los demás, sólo quejándome. Siempre salí a enfrentar la realidad, y asumir que había que lograr lo mejor con eso que había; y eso que había, aún imperfecto, debía hacer que sea lo mejor posible.
Así es la vida, y así es todo en la vida, en todos sus niveles. No sólo mi vida, la vida de todos. Así es también la política, naturalmente.
Acepto que te quedes esperando la carroza, es tu decisión no aceptar nada menos que la perfección, aún si ésta no existe, pero no que me cuestiones por intentarlo, y en ese camino hacer que la realidad sea mejor que antes.
En estos días intensos, al que le quepa el sayo que se lo ponga, y si no que siga de largo...




A veces el silencio es la palabra justa, la que enciende las luces, la que mejor se escucha, la que place o se sufre cargada de milenios, la que otorga hermosura, la flor del pensamiento. En ese momento de la clara armonía, de la mejor tristeza, de la entera alegría. Es el gran fundamento que ronda a la grandeza: tu palabra y la mía habitan el silencio. Por eso la palabra debe ser pronunciada como una ceremonia con aire de campanas, una fiesta del alma, farol del pensamiento, porque fue generada por el mejor silencio.
(Hamlet Lima Quintana)

Salir con otros gorriones que ya no te preguntan

¿En qué país no se paga impuesto a las rentas (aquí mal llamado ganancias)?

A menos que seas un ignorante o un mentiroso, sabrás que se paga en todos aquellos en los que desearías vivir, si no vivieras en Argentina.

Entonces la pregunta que deberías responderme es: ¿En cuál de los países en los que no se paga ese impuesto desearías vivir?
¿O fabulás que se vive mejor que en Argentina?

O quizá: en cuál de los países en los que se paga menos que aquí, desearías vivir.

Espero ansioso un sustantivo, es decir, el nombre de ese país.
Si imaginas como respuesta, en cambio, chicanas de bajo costo, mejor anotalas y llevalas a la cancha...





No es fácil cambiar de casa, de costumbres, de amigos, de lunes, de balcón. Pequeños ritos que nos fueron haciendo como somos, nuestra vieja taberna, cerveza para dos. Hay cosas que no arrastra el equipaje: el cielo que levanta una persiana, el olor a tabaco de un deseo, los caminos trillados de nuestro corazón. No es fácil deshacer las maletas un día en otra lluvia, cambiar sin más de luna, de niebla, de periódico, de voces, de ascensor.
Y salir a una calle que nunca has presentido, con otros gorriones que ya no te preguntan, otros gatos que no saben tu nombre, otros besos que no te ven venir. No, no es fácil cambiar ahora de llaves.

Y mucho menos fácil, ya sabes, cambiar de amor.

"Elegía y postal", de Ángeles Mora, de "Elegía y postales" (1994).

Cuando abrir la boca llega hasta todos los límites del alma

Sostengo que este gobierno llevó a la práctica mucho de lo que intentó sin éxito Don Raúl Alfonsín. Mucho de mi apoyo a este gobierno parte de ese intento de coherencia, dado que, pese a que yo no era radical (nunca lo fui), durante el período que quiso ser Raúl Alfonsín defendí su gobierno (aún no votándolo), lo que intentaba construir y cómo.
Hasta que un día se asustó, empezó a ser radical, y me alejé como tantos.

Recuerdo que Don Raúl en aquellos años decía que su libro de cabecera en economía era "Vivir con lo nuestro" de don Aldo Ferrer (algo que yo ciertamente revindicaba), entonces no es casual que yo opine tan parecido a lo que, desde su implacable coherencia y sabiduría, opina Don Aldo.


“Es necesario consolidar un modelo que tiene que resolver problemas estructurales”, entrevista a Don Aldo Ferrer, economista, fundador del Plan Fénix, publicada en Página/12, el 19 de agosto de 2013.

El economista Aldo Ferrer rechaza que el resultado de las elecciones primarias condicione la política económica del Gobierno, pero advierte que hay desafíos estructurales y desequilibrios macroeconómicos a los que hacer frente. “El proceso de reindustrialización basado en la recuperación de la soberanía requiere más inversión privada y cambio tecnológico, la inversión pública y de las pymes son fundamentales pero no alcanzan. Para eso es fundamental el debate al que está convocando el Gobierno a los actores económicos”, afirma el ex embajador argentino en Francia y uno de los principales referentes del pensamiento económico nacional. La inflación, la competitividad, la puja distributiva, la producción de hidrocarburos y la política industrial son algunas de las tensiones que el fundador del Plan Fénix considera que deben ser abordadas para garantizar la “sustentabilidad del modelo”.

–¿El resultado de las elecciones primarias está vinculado a la coyuntura económica y el malestar de algunos sectores con medidas como las restricciones a la compra de divisas?

–Todos los aspectos de la realidad influyen en las opciones del electorado. Siempre hay algunas insuficiencias para resolver. Las PASO son una elección previa a la que le seguirá una renovación legislativa en octubre, y luego otra presidencial. Forma parte del proceso democrático. No hay que exagerar la influencia. Lo que sí está claro es que los modelos económicos se defienden en función de la consistencia de sus principios y de sus resultados, y estamos viendo que hay muchos logros relevantes que le otorgan al Gobierno un apoyo significativo sobre el electorado. El resultado de las elecciones no va a definir el rumbo financiero y económico de Argentina.

–¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta la economía argentina en la actualidad?

–Los riesgos que se plantean ahora están asociados a la sustentabilidad del modelo. Es necesario consolidar un modelo nacional que tiene que resolver problemas estructurales fundamentales como el energético o el déficit en el comercio exterior de manufacturas a pesar del fuerte aumento de la producción industrial de la última década. El déficit en el balance comercial de manufacturas industriales revela el insuficiente desarrollo del aparato industrial argentino. Subsisten problemas estructurales y también hay desequilibrios macroeconómicos que hay que atender.

–¿A qué se refiere con desequilibrios macroeconómicos?

–Hay una situación muy tensa en las finanzas públicas por la política de subsidios destinados a contener la inflación. También existen tensiones con los precios internos y con el tipo de cambio. Hay que tratar de evitar que los costos suban más que la paridad nominal del tipo de cambio y sostener espacios de rentabilidad a largo plazo que contribuyan a frenar la fuga de capitales. Hay un problema de sustentabilidad del modelo que permitió una muy importante recuperación de soberanía, pero esto sólo se puede consolidar sobre bases muy firmes de equilibrios fiscales y pagos internacionales. La reacción a los problemas se dio cuando éstos eran muy agudos. Hay tensiones que se pretende corregir con controles legítimos pero es necesario recuperar solvencia fiscal y competitividad. Hay situaciones tensas que no generan un clima propicio para el ahorro y la inversión.

–Ese análisis se asemeja mucho a los planteos ortodoxos.

–Hay una ortodoxia irresponsable y neoliberal que plantea la necesidad de un ajuste del gasto y bajar los salarios. Y hay otra ortodoxia que dice que hay que vivir con lo nuestro y mantener la casa en orden. La sustentabilidad radica en esos dos principios: no hay que depender de crédito externo y se deben mantener equilibrios responsables para evitar los desvíos que abren el espacio para el retorno a las recetas de la ortodoxia. Hay que buscar el pleno empleo, inducir la inversión y apuntar todos los instrumentos al crecimiento. Pero no se construye nada en el desorden ni en un escenario de tensiones.

–¿Sostiene que hay que bajar el gasto público?

–No es un problema de nivel del gasto, no hay que bajar el gasto. El nivel de gasto público es razonable dado el nivel de desarrollo. Pero es necesario ocuparse de la calidad del gasto público y mantener una situación de superávit primario que transmita señales contundentes de que las finanzas públicas están sólidas. Naturalmente hay una demanda de gasto muy grande pero los desequilibrios generan climas poco propicios para la sustentabilidad del modelo. Los subsidios tienen que estar bien focalizados y analizar si se justifican como instrumentos para contener el alza de precios. También queda mucho por hacer en materia tributaria. Es necesaria una reforma integral y una iniciativa como la de gravar la renta financiara es buena.

–¿Cómo se logra impulsar la exportación de bienes industriales en un escenario internacional de crisis donde cayó sensiblemente la demanda para esos productos?

–El problema de Argentina no apareció ahora, es una vieja limitación. Incluso en condiciones de tensión como las que hay ahora existen muchas cosas que se pueden hacer en materia microeconómica y en las economías regionales para promover la transformación productiva. Así como no es todo por viento de cola no todo es por el viento de frente.

–El BCRA reconoce que se perdió parte del colchón cambiario extraordinario que generó la devaluación de 2002. ¿La pérdida de competitividad se debe resolver con un nuevo salto cambiario?

–No. El tipo de cambio se tiene que discutir en conjunto con toda la política económica que define la competitividad. Está claro que hay un desfasaje entre los costos internos y la paridad nominal y esto achicó la rentabilidad. El BCRA ajusta continuamente la paridad nominal. Un tipo de cambio competitivo, administrado, para atender la realidad en un país en desarrollo es fundamental. Pero el tema de la competitividad no incluye sólo el tipo de cambio. Hay que apelar a todos los instrumentos necesarios para fortalecerla.

–¿Se requieren mayores niveles de inversión para lograr una transformación de la estructura productiva?

–Es necesaria una política explícita de incentivos a la inversión privada en sectores estratégicos. Lo que hace al éxito de la política industrialista en Asia es que los beneficios para las empresas están condicionados a metas de exportación, inversión y cambio tecnológico. Si no lo cumplen, pierden los beneficios. Hoy no está la contrapartida de la sanción al no cumplimiento de objetivos compartidos. La política de transformación implica alianza con sectores privados y públicos que requiere incentivos y sanciones. En los últimos años existió un énfasis público en materia de ciencia y tecnología. En Argentina continúa aumentando el déficit comercial en materia de bienes industriales de alto contenido tecnológico. El desarrollo en esos sectores dinámicos continúa rezagado. Para eso hacen falta compromisos recíprocos entre las políticas públicas y el sector privado.

–Sin embargo, los avances en materia de regulación formal e informal desde el Estado son duramente resistidos desde los grupos económicos más poderosos, que son beneficiarios de las políticas de impulso a la demanda y las herramientas de protección comercial.

–Cuando hay incentivos debe haber compromisos. Si el atractivo del régimen para la inversión y las ganancias es suficiente vas a tener una respuesta positiva. El economista polaco Michal Kalecki planteó hace mucho tiempo que los grupos económicos dominantes privilegian la posición dominante por sobre sus ganancias. No les gusta que intervenga el Estado, prefieren operar en sectores con alto desempleo y poca presencia sindical. La clave del éxito es atraer al campo de la inversión y el cambio técnico a un sector privado que puede tener ese comportamiento. Es necesario y posible pulir las políticas de industrialización con incentivos y objetivos claros. Si no lográs la incorporación de la inversión privada a la reindustrialización y el cambio tecnológico, descansás esencialmente en la inversión pública y de las pymes, que son fundamentales pero no alcanzan.

–La presidenta Cristina Fernández de Kirchner convocó a los principales actores económicos y sociales a debatir el proyecto económico.

–El debate entre los actores económicos y sociales y el Gobierno es fundamental. Los cambios necesarios para el desarrollo, para el crecimiento con inclusión social, creación de empleo y cambio tecnológico no se pueden lograr en un marco de hostilidad continua entre el Estado y los sectores privados. El diálogo es fundamental para limar asperezas, pero eso no quiere decir que desaparecen los conflictos ni que la creación de una mesa de diálogo le quite al Poder Ejecutivo la responsabilidad de gobernar. Puede mejorar mucho la calidad del diálogo. Las medidas de protección al mercado interno y estímulo de la demanda son fundamentales pero son necesarios incentivos a la transformación industrial. Porque si no vuelve a suceder que el sector industrial desequilibrado en términos comerciales termina descansando en el superávit de divisas que genera la actividad primaria. Ese es un modelo de industrialización a medias y eso no es consistente.




Hay gente que con solo decir una palabra enciende la ilusión y los rosales, que con sólo sonreír entre los ojos nos invita a viajar por otras zonas, nos hace recorrer toda la magia. Hay gente,que con solo dar la mano rompe la soledad, pone la mesa, sirve el puchero, coloca las guirnaldas. Que con solo empuñar una guitarra hace una sinfonía de entrecasa. Hay gente que con solo abrir la boca llega hasta todos los límites del alma, alimenta una flor, inventa sueños, hace cantar el vino en las tinajas y se queda después, como si nada. Y uno se va de novio con la vida desterrando una muerte solitaria, pues sabe, que a la vuelta de la esquina, hay gente que es así, tan necesaria.
(Hamlet Lima Quintana)

martes, 23 de abril de 2013

Mi ciega luz, mi vértigo secreto, mi larga y venturosa travesía

El Frepaso nos hizo muy mal. Es triste decirlo, porque empecé a militar en el Frente Grande cuando estaba en el colegio secundario, y fue mi partido durante casi diez años. Pero hoy creo que nos hizo mal, muy mal. Y todavía pagamos las consecuencias.

Gracias al Frepaso aprendimos, primero, a confundir la ética con la política — y aclaremos, antes de que oscurezca, que con eso no quiero decir que haya que dejar la ética de lado para hacer política, muy por el contrario, pero el Frepaso nos hizo confundir una cosa con la otra. Terminé de entender el origen de esa falacia cuando Carrió, hace unos años, dijo que había que unir a los honestos de izquierda y de derecha, liberales y socialistas, porque lo importante era el “contrato moral”. Ahora creo que Lilita fue el último aliento del post frepasismo; exagerado, sobreactuado y un poco delirante, como todo en Lilita, pero frepasismo al fin. Porque la idea de que lo que divide aguas en la política (y en la definición de un proyecto de país) es apenas la honestidad, sin importar las ideas, es el colmo de la no-política que el Frepaso ayudó a instalar en el “progresismo” argentino. Y es una mentira enorme.

Imaginemos a un funcionario honesto. No importa si es presidente, ministro, diputado o juez. Un funcionario ‘honesto’ en el sentido de que no roba, no se lleva a casa más dinero que el de su salario, no contrata a sus parientes y amigos sólo por serlo, no usa su función para favorecer a determinadas empresas con negocios en el Estado, no hace nada fuera de la ley, y termina su mandato más pobre de lo que era. ¿Alcanzaría eso para votarlo, para militar con él? ¿Alcanzaría su honestidad para hacer del país, la provincia o la ciudad donde ejerce su función un lugar mejor para vivir? Decir que sí sería como pensar que basta una buena ortografía para hacer literatura. La política es la lucha (en democracia, pacífica) entre diferentes visiones de mundo, entre diferentes proyectos de futuro colectivo, y no apenas un mecanismo para seleccionar administradores incorruptibles, que debería ser apenas un prerrequisito — aunque sabemos que, en la práctica, nunca lo fue. Si no, elegiríamos a los gobernantes por concurso público, analizando su currículum, investigando sus antecedentes y tomándoles examen, y no votando.

Nuestro funcionario honesto ficcional podría ser, también, un empleado fiel del estatus quo, un cobarde incapaz de enfrentarse con inteligencia a los poderes fácticos en beneficio de las mayorías, un conservador obscurantista que ponga en peligro los derechos y libertades de las minorías, un administrador probo pero ineficiente, sin condiciones para manejar la economía, un autoritario mesiánico, un fanático del pensamiento neoliberal que nos abandone a nuestra suerte en la jungla capitalista y aniquile las defensas del Estado y sus funciones más elementales, un xenófobo, un racista, un homofóbico, un nostálgico de brigadas perdidas de otro tiempo cuyo dogmatismo le impida entender el presente, un bruto con carisma pero más peligroso que mono con navaja. O nada de eso pero, simplemente, un tipo que defiende un proyecto de país con el que no estamos para nada de acuerdo, sin por ello dejar de ser, en el sentido más estricto del término, honesto.

Puede ser honesto y ser, sin embargo, todo lo que no queremos.

Y aun su “honestidad” podría ser cuestionada, a partir de otras concepciones políticas de la ética. Lilita ponía como ejemplo de liberal honesto a Ricardo López Murphy, que probablemente nunca haya robado dinero público — no lo sé, pero supongamos. Sin embargo, ¿qué clase de ética es la del que trabaja como intelectual orgánico y operador político de los intereses de unos pocos que tienen demasiado, sin importarle el destino de millones sin casi nada a los que condenaría sin pensarlo dos veces a la falta de un futuro digno? ¿Qué honestidad tiene el tipo que en veinticuatro horas en el Ministerio de Economía casi acaba con la universidad pública? ¿Nuestra ética se limita apenas a no robar, y que los pobres sigan siendo pobres y los oprimidos sigan oprimidos? ¿Tan baratas son nuestras utopías?

Además, ¿de dónde sacamos que es posible trazar una línea que divida la política en honestos y deshonestos coincidiendo con las fronteras de los partidos, como si la corrupción fuera un fenónemo exclusivamente político? ¿Los políticos vienen de Marte en un plato volador? No. Son del país que somos.

El honestismo, como lo llama Martín Caparrós, fue un discurso eficaz durante el menemismo por dos razones: porque el menemismo era tan escandalosamente ladrón y mafioso que irritaba, daba asco y vergüenza, y porque había una mayoría que, aun sabiendo que se estaban robando hasta los ceniceros, creía que sus políticas económicas eran correctas o, al menos, que cambiarlas sería más peligroso que continuarlas. Menem, Neustadt y compañía habían ganado una batalla cultural e ideológica y habían convencido a la mayoría del país de lo que Álvaro Alsogaray no pudo, lo que les permitió hacer las reformas económicas estructurales que ni la dictadura había conseguido. Que nos hicieron mierda. Y el Frepaso, apurado por llegar al poder, no quería entrar en ese debate. Chacho era un cagón. Entonces le propuso al país un “contrato moral” que no tocara la convertibilidad ni cambiara la distribución del ingreso. De ahí fuimos a la Alianza, Agulla hizo una buena campaña, y así nos fue. Como frutilla del postre, lo más patético del frepasismo fue Chacho renunciando a la vicepresidencia porque habían comprado votos para aprobar una ley contra los trabajadores, pero sin cuestionar la ley ni defender a los trabajadores — la forma sobre el fondo. Y volviendo, después, para traernos a Cavallo. Que de honesto, dígase de paso, no tenía nada.

El honestismo, además, era mentira, tan mentira como la ilusión de que la corrupción es “de derecha”, aunque para muchos de nosotros la honestidad fuera parte de nuestra concepción de lo que es ser de izquierda. Recuerdo cuando ganamos la intendencia de Avellaneda y, mientras algunos pensábamos que era la Revolución Sandinista, otros ya se imaginaban más ricos que Daniel Ortega unos años después. Recuerdo a un secretario que llegó al acto en el que asumió manejando una 4×4 imponente —tan menemista— que se había comprado unos días antes de asumir, reemplazando al Renault 12 con el que lo conocimos cuando tenía el pelo largo. Recuerdo a otro concejal de pelo largo que cantaba canciones de Mejía Godoy en las peñas del partido y dos años después había dejado de ser “el flaco” para ser “el gordo”, se había cortado el pelo y vestía trajes de empresario. Y votaba todo lo que tuviera que votar para comprárselos. Como cantaba Cazuza: E aquele garoto que ia mudar o mundo / Mudar o mundo / Frequenta agora as festas do “Grand Monde”.

Ahí el Frepaso nos hizo mal otra vez, porque era todo falso. No había ética, ni siquiera honestista. Lo que importaba era el poder, que se justificaba, ahora, con política: “el proyecto”. Muchos empezaban a relativizar la honestidad, porque el fin justificaba los medios. Nuestros aliados radicales eran más ladrones que el menemismo al que habíamos combatido por ladrón, pero no importaba, nos decían para justificar la alianza, porque los necesitábamos para ganarle. Y nuestros compañeros “progres” aprendían a un ritmo cada vez más acelerado las reglas de juego. Y les gustaban. Para muchos de ellos, los que no entrábamos en ese juego éramos unos ingenuos, unos boludos.

Nos decíamos que era un gobierno “en disputa”. Y es cierto que había mucha buena gente haciendo cosas muy valorables, siendo fieles a sí mismos. Hay que dar la pelea desde adentro, pensamos; luego nos debatíamos entre quedarnos o irnos a medida que nos dábamos cuenta de que se estaba yendo todo a la mierda. También estaba la inercia, el miedo al fracaso, la necesidad de dar la pelea para no reconocer que había salido todo mal, la omnipotencia, la excesiva confianza en nosotros mismos. Y la ingenuidad que hoy justificamos porque teníamos veintipico. Algunos hicieron carrera y se hicieron ricos — y hoy son kirchneristas, del FAP, lilitos, peronistas federales, radicales, hasta del PRO, pero aquí o allá tienen un carguito en algún lado. Otros nos encerramos en el pedacito de poder que nos tocaba, militando veinticuatro horas por día y tratando de ser fieles, ahí, a nuestra ética y a nuestro proyecto político, que no dejaba de ser micropolítica. Nos sirvió para aprender. Hasta que al final terminamos yéndonos decepcionados, a casa o a militar en otros espacios: los derechos humanos, el movimiento LGBT o la sociedad de fomento del barrio, asqueados de la política partidaria, porque ya no le creíamos a nadie; todo nos parecía cínico. Pagamos cara esa decepción. Muchos no volvieron a militar.

Y ahí llegó el kirchnerismo, que nos sedujo después de ganar unas elecciones en las que no lo votamos, porque tampoco le creíamos nada. Llegaba de la mano de Duhalde, ¿cómo le íbamos a creer? Pero, de repente, Kirchner pateaba el tablero, desafiaba los límites de lo posible y hacía, desde el peronismo y aliado con muchos de los que siempre fueron nuestros enemigos, mucho de lo que nosotros hubiésemos querido que el Chacho se animara a hacer; y más. El kirchnerismo hacía inclusive lo que jamás hubiésemos soñado, lo que parecía imposible. No lo podíamos creer. Y nos enamoró.

El kirchnerismo no nos proponía honestismo, sino mucha política. Toda la política que el Frepaso nunca nos dio, pero de arriba para abajo y sin chistar, con ladrillo y con bosta, como decía el General. Nos interpelaba poniendo en práctica lo que la cobardía política del progresismo de los noventa creía imposible, utópico, irresponsable. Nos mostraba que se podía, que no era el fin de la historia, que venían otros tiempos. Pero su manera de construir poder y su círculo de amigos nos alejaban. Acompañábamos desde afuera o asomados, sin ser parte del todo, pero entusiasmados.

Con ladrillo y con bosta, el kirchnerismo hizo muchas cosas que nos enorgullecen; lo digo en tiempo presente. Las hizo sin nosotros y le ganamos respeto. Y para algunos, eso empezó a ser suficiente para olvidarse de aquella primera ética básica y mirar para otro lado ante muchas cosas. Y meterse del todo. No importa si roban. Roban pero hacen lo que nosotros no supimos. No importan los mamarrachos institucionales, no seamos puristas. Las reacciones de muchos compañeros a los que aprecio y respeto frente a las denuncias de corrupción en el gobierno —y las dudas que a mí mismo me generan a veces— parecen una revancha contra ese error fundacional del frepasismo. Hay que bancar el proyecto, porque si viene la derecha de nuevo hace mierda lo que conquistamos en estos años en los que por fin conquistamos algo. Y ese algo existe, no es una promesa vacía. Hay muchas cosas que están mal, pero también hay un país mejor en muchos sentidos, al que queremos defender. El piso y el techo, decía Sabatella, uno de los mejores de los nuestros, hasta que lo encuadraron y, como Chacho, nos dejó huérfanos.

O bancás todo sin chistar o te vas a la vereda de enfrente, y Martín decidió bancar todo.

La “oposición”, mientras tanto, hace frepasismo desde el otro extremo ideológico. Carente de proyecto de país y de un discurso convincente sobre cualquier cosa, disponibles para defender los intereses del mejor postor, juegan al honestismo con la misma falsedad con la que el Frepaso hizo la alianza con la UCR para echar a Menem. Su honestismo es más falso que billete de tres pesos. De Narváez hablando de la corrupción kirchnerista es como Carlos Monzón denunciando la violencia de género. Schiavi, antes de Once, fue jefe de campaña de Macri. Antes de estar con Macri, fue funcionario de Grosso. Y después de Macri, se fue con De Vido. A los radicales ya los conocemos. La oposición cacerolera, impresentable, hace de la honestidad, la república y todo el bla bla bla un circo hipócrita que desnuda su incapacidad para ofrecer política. Emulan al Frepaso, pero por derecha y sin un mínimo de credibilidad.

A mí me molesta mucho más la corrupción del kirchnerismo que a cualquier antikirchnerista. Porque cuando un funcionario de este gobierno roba, pone en riesgo muchas políticas que defiendo y muchas conquistas que no quiero perder. Podemos decir: le hace el juego a la derecha. Y porque no quiero que, en nombre de principios en los que creo, un chanta se llene los bolsillos. Y también porque la corrupción corroe las conquistas, impide los cambios que faltan y trae consecuencias atroces, como Once. Por eso, me duele ver a compañeros que aprecio y respeto justificando cualquier cosa y diciendo que es todo una operación de la derecha y los medios y haciendo terapia cada noche con 678. Me duele verlos aplaudiendo a Mauro Viale con tal de criticar a Lanata, a quien admiraban cuando hacía, en los noventa, lo mismo que hace ahora. Ni lo uno ni lo otro.

Como escribió Mendieta en este post, “¿qué carajo tiene que ver con nosotros un tipo como Fariña? ¿Cuál es la unión que nos une a personajes de la ostentación, del lujo vulgar, de esa estética tan noventista? Nada. Absolutamente nada. No los merecemos. Nosotros no somos eso ni lo queremos ser. (…) de este lado, acá donde bancamos a este gobierno precisamente por las cosas que esa clase de gente detesta, tenemos el derecho y la obligación de no hacernos los boludos. Y de exigir respuestas. Y pedimos respuestas políticas además de las judiciales. Y las pedimos porque no vamos a permitir que negreen nuestros sueños. Nuestros ideales. Y vamos a defender lo hecho y, sobre todo, lo que falta —lo muchísimo que falta— por hacer”.

Comparto cada una de esas palabras, sin saber cómo sigue esta historia y deseando que no se vaya todo a la mierda, otra vez. Porque si se va a la mierda, va a seguir habiendo Fariñas, Schiavis y Onces, con otro color político, qué duda cabe, pero vamos a perder todo lo otro. Y porque lo otro se achicará cada vez más si lo que se impone, de nuevo, es la ética de los noventa, con sede en Puerto Madero. Hay que defender lo que conquistamos, aunque haya que defenderlo, también, de quienes lo hicieron posible y lo están poniendo en riesgo.


"El honestismo y los ladrones", de Bruno Bimbi (34), periodista, profesor de portugués, máster en Letras por la Pontifícia Universidade Católica do Rio de Janeiro y doctorando en Estudios del Lenguaje en la misma universidad. Actualmente coordina la campaña por el matrimonio igualitario en Brasil. Es activista de la FALGBT y autor del libro “Matrimonio igualitario” (Planeta, 2010). Escribe el blog Tod@s en la web de TN.




Mi ciega luz, mi vértigo secreto, mi larga y venturosa travesía, mi explorada, bendita geografía, mi ruta circular, mi viaje quieto. Eclipse de la voz, fuego indiscreto que cumple prodigiosa profecía, da lumbre al sol y claridad al día, sombra a la noche, a la ilusión objeto. Da sed al agua, filo al malherido, paz a la angustia, a la inquietud urgente reposo dulce, albergue bendecido. Y derrama en tu beso ese torrente que llevas en el pecho contenido y en la sonrisa encubres, de repente.
(Cármen González Huguet)

lunes, 22 de abril de 2013

Que mis huesos abonen mi suelo natal

Si supieran todos la enorme verdad que encierran estos versos.
Conmovedora, profunda, prístina verdad.


Fue mucho mi penar andando lejos del pago,
tanto correr pa' llegar a ningún lado;
y estaba en donde nací lo que buscaba por ahí.

Es oro la amistad que no se compra ni vende,
sólo se da cuando en el pecho se siente;
no es algo que se ha de usar cuando te sirva y nada más.

Así es como se dan en la amistad mis paisanos,
sus manos son pan, cacho y mate cebado;
y la flor de la humildad suele su rancho perfumar.

La vida me han presta'o y tengo que devolverla,
cuando el fiador me llame para la entrega;
que mis huesos, piel y sal abonen mi suelo natal.


La imagen corresponde a una fotografía del proyecto "Un fresco abrazo de agua", del enorme fotógrafo entrerriano Gustavo Cabral.




sábado, 13 de abril de 2013

Misterios que al papel lleva la mano

Elegir al cardenal Jorge Bergoglio como Papa es una jugada maestra de la diplomacia vaticana. La Iglesia Católica, a punto de naufragar entre escándalos financieros y sexuales, necesitaba urgente otra “imagen” ante la opinión pública mundial y mucho más en Latinoamérica. El perfil de Benedicto XVI, un alemán, duro, rígido, inquisidor, no logró poner a flote la “barca de Pedro”. Por el contrario.

Necesitaban un hombre en Latinoamérica, el último bastión de católicos que debe ser preservado de las desviaciones populistas en política y de las herejías de los teólogos de la Liberación.

Latinoamérica, la tierra de los mártires por la justicia –Romero, Angelelli y tantos otros– es un humus peligroso para la ortodoxia religiosa.

La tierra del socialismo del siglo XXI y de gobiernos posneoliberales huele a “izquierda” y eso no es del agrado vaticano.

Particularmente en Argentina, porque es el primer país latinoamericano que produce avances profundos en los derechos de las minorías sexuales, haciendo ley de la nación el matrimonio igualitario. Esto es una ofensa grave al pudor romano y a la dogmática moral católica. Un mal ejemplo que debe ser exorcizado. De hecho, Bergoglio escribió a las hermanas carmelitas que “es la pretensión destructiva al plan de Dios... no se trata de un mero proyecto legislativo (éste es sólo el instrumento) sino de una ‘movida’ del padre de la mentira”. Para los neófitos en términos religiosos, el “padre de la mentira” es el demonio. Se trataba de una guerra “santa”.

Además, Argentina es pionera en llevar adelante los juicios a los genocidas a lo largo y ancho de todo el país. Para una Iglesia que todavía no se hace cargo de sus complicidades con los delincuentes de lesa humanidad, los “juicios por memoria y justicia” son una bomba a punto de estallar en sus propias narices. En los atrios de cada palacio episcopal. Hay que desactivarla.

Argentina es un modelo para todo el continente en estos temas y también un modelo para todos los pueblos víctimas de las distintas formas del terrorismo de Estado y la homofobia. Esto Roma no lo puede ni perdonar, ni tolerar, ni dejar avanzar, atenta contra su pretendida imagen de santidad celestial.

A muchos les queda la sensación de que algo comienza a cambiar y hablan de tener “esperanza”. Me parece que es sólo eso, una sensación. O un gran deseo convertido en ilusión. Por otro lado, vale la pena recordar que la esperanza cristiana no se funda ni en el Vaticano y menos en el Papado. Sólo se funda en el Jesús del Evangelio.

Que me digan que es sencillo, austero y que anda en subte ni le quita ni le agrega nada. Primatesta usaba una sotana derruida, no tenía auto ni propiedades, también era sobrio y frugal.

Es cierto que tal vez era peor un papa del Opus Dei, o no sé, porque a veces es mejor tener claro al adversario. Un conservador derechoso de buena imagen no deja de ser un problema. Confunde.

Que se llame Francisco poco honor le hace a Francisco de Asís, la “hermana pobreza” de los franciscanos no se sentía cómoda en los palacios romanos. Y por más que se llame “Francisco”, el Papa es un monarca romano medieval. Cambia la imagen, sólo la imagen. La estructura de poder es la misma, sus intereses los mismos.

En Argentina y en el continente, los sectores de la derecha serán fortalecidos, tanto los políticos como los religiosos, ya están brindando. Les agarró un fervor religioso desconocido.

Pero como el Espíritu seguro no está en Roma y sí entre los excluidos que claman justicia, a dormir tranquilos y a seguir peleando. No nos silenciaron antes, tampoco podrán ahora.


Nicolás Alesio, presbítero, teólogo, integrante del Grupo Angelelli.
El Arzobispado de Córdoba informó que, a raíz de su postura sobre la ley de matrimonio igualitario, el párroco Nicolás Alessio quien desafiara con esta postura al entonces cardenal Jorge Bergoglio (http://www.clarin.com/sociedad/cura-desafio-Bergoglio_0_296370515.html) está "excluido de todo el ejercicio del sagrado ministerio" y que la medida es de carácter inapelable. "Bastó que opinara distinto para que me echaran -denunció el religioso suspendido en 2010-. Más de 30 años al servicio del pueblo de Dios no han significado nada para la Iglesia Católica."




¿Qué ser alguna vez no esperó en vano algo que si se frustra, mortifica?
Misterios que al papel lleva la mano, el tiempo los descubre y los publica.
(Juan de Dios Peza)

martes, 9 de abril de 2013

La hechicera ha muerto

Murió "La Thatcher", quien no sólo fue corresponsable junto con la última dictadura cívico-militar argentina de la muerte de cientos de pibes con el único objeto de consolidar su poder, también es corresponsable de la tragedia económica que hoy asuela a Europa.


No es casual que muchos europeos hoy estén celebrando su muerte.



Botón de muestra:


La muerte de Margaret Thatcher fue recibida con fiestas en las calles de Brixton y Glasgow. Multitudes gritan "Maggie Maggie Maggie, muerta muerta muerta" durante la improvisada celebración...
Margaret Thatcher's death greeted with street parties in Brixton and Glasgow




domingo, 7 de abril de 2013

Buenos Aires, todo terminó, abre las alas

Me cuentan que:

"en los planos de la obra del Maldonado que están en la Facultad de Ingeniería de la UBA, sede Las Heras (otro 'mamarracho', paradigma de la manera exacta de no hacer un edificio), figura que el arroyo corre entre dos paredes y un techo, lo cual no es exactamente un 'tubo'... por eso en las crecidas fuertes se socavan las bases de los adoquines y se hunde el pavimento que los cubre. He visto un auto enterrado hasta más allá del techo en plena calle..."


Referencia: http://descubriendolostesoros.blogspot.com.ar/2013/04/soportar-el-peso-de-la-existencia-del.html


Imagen: Puente de la calle Vera sobre el arroyo Maldonado, cuando Buenos Aires era aún una ciudad humana.

Viendo esta fotografía me vine a la cabeza la vívida imagen de tantas ciudades europeas que se hacen en torno a ríos, no sobre ellos. Cuándo fue que decidimos que Buenos Aires, la ciudad que amamos, no sea más la bella "Reina del plata". Cuándo nuestra insensatez tapó la belleza de nuestra ciudad con asfalto y cemento.
Y cuándo, pero cuándo será que nuestra indignación devendrá en decisión de hacer de Buenos Aires una ciudad para las personas que la habitan.

Concluyo, con más pena que gloria: es el capitalismo estúpido.
Es el capitalismo, estúpido.




Respira y canta. Donde todo se termina abre las alas. Eres el sol, el aguijón del alba, el mar que besa las montañas, la claridad total, el sueño.

(Blanca Varela)

Soportar el peso de la existencia del hombre

Sin duda la mejor actuación de Mickey Mouse en toda su carrera fue cuando representó al discípulo del mago en la música incidental de Paul Dukas: "El aprendiz de hechicero", con la batuta de Leopoldo Stokowsky. Por una vez Mickey pudo liberarse de la banalidad de los argumentos de Disney y mostrar su capacidad actoral en un conflicto humano. El equipo Dukas, Stokowsky, Mouse, nos muestra una inundación artificial. No se debe al capricho de la naturaleza, sino que es el resultado de la acción humana (o ratonil) que pone en marcha mecanismos que después no sabe o no puede contrarrestar.

Lo que hace a Buenos Aires inundarse es muy, pero muy semejante. En las últimas semanas, la Ciudad de Buenos Aires sufrió graves inundaciones. A quienes las administran en diferentes períodos les suele resultar más fácil hablar de "catástrofes naturales" para eludir su responsabilidad en la construcción de esas catástrofes. No está de más repetir, una y otra vez, que las catástrofes naturales no existen: el desastre es la expresión social de un fenómeno natural.

Como siempre, para entender algo necesitamos saber su historia. Las inundaciones nos acompañan desde que la sífilis que le quemó el cerebro a Pedro de Mendoza le impidió percibir la topografía del terreno donde fundó la ranchería que dedicó a la Virgen del Buen Aire. Así, nos cuenta Ulrico Schmidel, el cronista de la expedición, que una iglesia de esa ciudad "se la llevó la corriente del río", lo que quiere decir que la puso en el bajo de la barranca, en la zona de influencia de las sudestadas. Lo más interesante es que los historiadores oficiales de la Ciudad (Rómulo Zabala y Enrique de Gandía) desmienten absolutamente que Mendoza haya fundado en un lugar inundable. Y al mismo tiempo cuentan de un edificio que se perdió por la inundación. Ese tipo de contradicciones se mantiene hasta el presente.

Juan de Garay, con una cabeza más lúcida, fundó en el alto de la barranca. Sin embargo, las instrucciones del Rey de España para fundar ciudades en América eran las del trazado en cuadrícula, sin que importara mucho lo que hubiera dentro de esas líneas forzosamente rectas. Así, Buenos Aires se superpuso a una serie de arroyos, que los vecinos llamaron "Terceros", ya que ése el nombre de los cobradores de impuestos. Sucede que ambos "se llevaban todo". Ocupar los Terceros fue el primer error urbanístico importante, ya que causó inundaciones durante los siguientes trescientos años, hasta que fueron canalizados y tapados.

Fuera de esto, la Ciudad atravesó un período bastante estable, mientras se mantuvo dentro de límites naturales bien definidos. Que eran, al norte y oeste el arroyo Maldonado, al este la parte superior de la barranca del Río de la Plata, y al sur el bañado de Flores (que terminaba en el Riachuelo).

Los mapas de la Ciudad de fines del período colonial muestran claramente esos límites naturales. Los cartógrafos del siglo XVIII marcan el borde de la barranca sobre el Río de la Plata, la playa, los bancos de arena y los bajos inundables que llegaban al Riachuelo. Ese era el límite que las leyes coloniales y el sentido común indicaban no ocupar. Estos detalles aparecerán en todos los mapas hasta los últimos años del siglo XIX, cuando la especulación inmobiliaria y la política manden los inmigrantes a vivir a las zonas inundables. Los gallegos irán a Soldati y Barracas, los tanos a La Boca y los mapas borrarán para siempre que esas personas fueron a las zonas bajas, que no debían haberse poblado porque no eran aptas para eso. Miren ustedes cualquier guía de calles de Buenos Aires y verán que tiene menos información que un mapa del siglo XVIII.

Tenemos una muy buena descripción de la gran inundación de 1820 en el cuento "El Matadero", de Esteban Echeverría (aunque lo ambienta varios años después, para hacerla coincidir con la intriga política). Allí nos cuenta que si uno se subía a las torres de las iglesias, podía ver la ciudad rodeada de agua hasta el horizonte. Dato relevante: estaba rodeada de agua del lado de afuera. En la peor crecida del siglo XIX (y tal vez la peor de la historia de la Ciudad), Buenos Aires no se inundó. Y es que la historia de las inundaciones es, al mismo tiempo, la del descenso de la Ciudad hacia los bajos: la parte inferior de la barranca del Plata, los valles de inundación de los arroyos.

Juan Manuel de Rosas empezó ocupando la zona de bañados de Palermo, en la costa del Río de la Plata, donde edificó su palacio. El lugar no era adecuado para eso, pero había una razón política: desde 1838, una armada francesa boqueaba el puerto de Buenos Aires. Más tarde se les unieron los ingleses y tuvimos el boqueo anglofrancés. Rosas tenía que demostrar que era capaz de afrontar cualquier contingencia y que era lo suficientemente macho como para ganarle a la naturaleza. "Hasta el barro cimarrón de Palermo y la tierra ingrata se conformaron a su voluntad", dice Jorge Luis Borges de esa decisión.

A su caída (¡la de Rosas, por supuesto!) varios políticos, encabezados por Sarmiento, impulsan el proyecto de parquizar el bañado de Palermo. Lo que significa la mejor decisión posible. Una foto de Buenos Aires tomada desde la costa nos mostrará la cadena de parques que caracteriza la Ciudad. Casi todos esos espacios verdes están en el bajo de la barranca, en el sitio que podía tener un uso recreativo pero no habitacional. Recordemos que el Palermo de Thays llegaba hasta el borde del agua, que a fines del siglo XIX estaba en la hoy avenida Figueroa Alcorta.

Han sido décadas de irresponsabilidad las que llevaron a crear las condiciones para que cientos de miles de personas habitaran en terrenos inadecuados para vivienda. Tal vez haya sido el intendente Crespo (a quien honramos en el nombre de un barrio) el que inauguró la simpática actividad de lucrar con la inundación ajena. Crespo fue el impulsor de los loteos en el valle de inundación del arroyo Maldonado. Allí fueron a parar los obreros de una fábrica de calzado, acompañados enseguida por los pequeños comerciantes judíos.

Y una vez que hicimos el negocio de meter un montón de gente en tierras que no debían habitarse, llega el momento de hacer el negocio de la obra salvadora. En 1924 se proyecta el entubamiento del arroyo y se lo anuncia como la solución definitiva. En el casi un siglo que siguió, siempre se prometieron y realizaron obras públicas milagrosas que, en el mejor de los casos, sólo atenuaron un poco las crecidas. Y en el peor y más frecuente de los casos, las empeoraron. El entubamiento del arroyo Maldonado (hoy avenida Juan B. Justo) fue el mejor negocio para los especuladores y los vendedores de obras y el peor para los vecinos.

En una sociedad que se fascina por unas cuantas toneladas de cemento, es fácil convencer a la opinión pública que la obra más grande será, también la más efectiva. Al esconder el arroyo bajo el entubado negamos su existencia y pudimos hacer enormes negocios inmobiliarios con cientos de miles de personas ingenuas que creyeron que la obra se había hecho para protegerlas.

Por el contrario, un arroyo cualquiera se comporta en una crecida mucho peor si está entubado que si corre a cielo abierto. Las paredes del túnel, las columnas, el propio techo, frenan el escurrimiento y lo hacen mucho más lento que si lo hiciera en su cauce natural. Hoy el Maldonado inunda más que si no estuviera entubado. Y, por supuesto, inunda a más gente porque la falsa sensación de seguridad que dan estas obras, atrae más y más pobladores ingenuos que creen que la existencia de una ciudad hace desaparecer mágicamente los mecanismos de la naturaleza.

El negocio de vender primero terrenos inundables y después obras sobre ellos fue tan rentable, que se repitió con los demás arroyos: Vega, Medrano, White, Cildáñez, según el mismo modelo de comportamiento. Y con los mismos escasos resultados.

Hay una cuestión de fondo que hace que seamos pesimistas con respecto a las soluciones milagrosas que cada vez escuchamos. Y es que un río o un arroyo no son comparables a calles llenas de agua. Todo río o arroyo cava con sus crecidas un área llamada "valle de inundación", que es la que vuelve a ocupar cuando llueve por encima del promedio. De modo que hacer un caño de desagüe más o menos sofisticado es técnicamente viable. Pero modificar la topografía en una zona construida para elevarla, escapa a las posibilidades técnicas y económicas. Sólo que nadie quiere arruinar su carrera política diciendo la verdad.

Esta situación está agravándose rápidamente porque el cambio climático hace que cada vez llueva más en las zonas húmedas. Para peor, la mayor parte de nuestros decisores políticos no tiene la menor idea de las profundas implicancias de este fenómeno sobre nuestra vida cotidiana, y no les interesa conocerlas.

Con el correr de los años, las ciudades fueron creciendo, y en muchos casos lo hicieron sobre sus valles de inundación. En definitiva, eran zonas próximas, fáciles de ocupar y aun vacías. A veces se trataba de tierras públicas que podían ser ocupadas gratuitamente por migrantes que se hacían una casa precaria, con los materiales que encontraban a mano. Otras, eran tierras baratas que fueron loteadas por empresas inescrupulosas, toleradas por el poder público. En ocasiones, los propios gobiernos construyeron barrios de viviendas populares sobre tierras baratas, sujetas a crecidas. Una investigación que nos estamos debiendo es relevar todos los planes de vivienda social que se hicieron en el país para saber cuál es la proporción que se construyó en tierras bajo cota de inundación. En más ocasiones de las que puedo recordar, un ex funcionario me explicó: "Eran las tierras que teníamos".

La urbanización de áreas inundables incluye historias de muy fuerte corrupción política y administrativa, ya que alguien tuvo que permitir el loteo de terrenos inadecuados para el uso urbano.

Son, entonces, dos fenómenos paralelos que confluyen para asentar población en áreas inundables. Por una parte, los valles de inundación de los arroyos son la ubicación previsible de las villas miseria, las favelas, callampas o cantegriles de todo el continente. Simplemente, sus habitantes no tienen el acceso económico a tierras mejores. Pueden ser los amplios valles de inundación de los arroyos del Gran Buenos Aires, que a veces tienen una pendiente tan escasa que se requiere un ojo entrenado para detectar sus limites. O las zonas próximas al río Mapocho, en Santiago de Chile. O las profundas correderas que llevan al Guayre, en Caracas.

A partir de 1930, el proceso industrial acelera la urbanización vertiginosa y obliga a utilizar todos los espacios disponibles. Esto hace cada vez más fuerte la presión social y económica para ocupar los terrenos bajos: Buenos Aires debe crecer, sin que importe cómo ni dónde lo haga. La casi totalidad de la superficie del partido de Avellaneda es zona de riesgo.

Nos resultan importantes estos datos como reflejo de una sociedad que necesita ocupar todas las tierras posibles y que necesita creer en su capacidad ilimitada para dominar los fenómenos naturales. Por eso, después de cada obra de atenuación de crecidas se anuncia que se ha logrado "la solución definitiva".
Pero lo sugestivo es que no son sólo los pobres los que se inundan. El descenso de las ciudades hacia los valles de inundación de ríos y arroyos es una parte muy importante de su proceso de expansión, y no fue tenido en cuenta en todas sus implicancias. Basta con ver en los diarios de este período las fotos de las inundaciones urbanas o ver también las fotografías de inundaciones actuales, que afectan viviendas construidas en este período.

En algunos casos se trata, previsiblemente, de viviendas autoconstruidas por pobladores marginales. Pero con mucha frecuencia nos encontramos con obras hechas por profesionales de la arquitectura y emplazadas en áreas inundables. El caso de varios de los countries de Pilar, que quedaron bajo el agua en una inundación reciente, es un buen ejemplo de lo que no debe hacerse y se hace todos los días. Por supuesto, todo el aparato normativo está pensado para facilitar esas operaciones. Para definir una línea de ribera (es decir, para saber si un terreno va a quedar adentro o afuera de la zona inundable) es necesario tener en cuenta las crecidas del último siglo. Las normas de la Provincia de Buenos Aires consideran que cien años es mucho y toman sólo 5 años. O sea que basta una breve temporada seca para poner en el mercado una gran superficie inundable y meter allí a todos los que confiaron.

Lo que nos lleva a pensar en términos de un cierto estilo de formación profesional que desestima todo lo que no puede incorporarse al tablero de dibujo. Precisamente, el ambiente (o, en este caso, los ritmos de la naturaleza) es aquello que cae fuera del tablero, pero debería caer adentro del proyecto.

El tema también hay que asociarlo al urbanismo y a la política urbana. Aceptar de una vez que las obras definitivas no existen, que en el mejor de los casos sólo podrán atenuar las crecidas, pero que los problemas subsistirán. Verlo de otra manera nos sirve para empezar a adaptar la Ciudad a su realidad inundable. Por ejemplo: ¿tiene sentido volver a cruzar la avenida Santa Fe con cuerdas y botes? ¿No será el momento de empezar a construir puentes peatonales? Después, las obras tal vez ayuden a que se usen una vez cada dos años en vez de usarlos dos veces en una semana.

Lo mismo con la electricidad. No tiene sentido seguir discutiendo cada vez si hay o no cortes preventivos en las zonas de riesgo. Es decir, si dejamos la gente a oscuras o si corremos el riesgo de que alguien muera electrocutado. En muchas zonas necesitamos tener luces de emergencia. Por supuesto, no se construye igual en sitios que se inundan que en otros que van a estar siempre secos. Hay que cambiar los Códigos de Edificación y de Planeamiento Urbano para adaptarlos a esa realidad. La primera y más urgente medida es definir con claridad las zonas con riesgo de inundación y comenzar a actuar en ellas.

Y cerramos esta nota volviendo al cine. En "Portero de Noche", Dirk Bogarde y Charlotte Rampling nos muestran una perversa relación entre el carcelero y su víctima. Entre nosotros, las víctimas de las crecidas son quienes dan el mejor respaldo a quienes las inundaron. Porque definir un área como inundable equivale a hacer bajar el valor de la propiedad inmueble. En una sociedad en la que el valor de las propiedades es un bien más protegido que la vida, son muchos los inundados que no quieren este tipo de medidas y viven pendientes de la próxima (y tal vez inútil) obra mágica.


Acerca del autor del artículo: Antonio Elio Brailovsky es profesor Titular en las Universidades de Buenos Aires y Belgrano, economista político de la UBA, de 66 años, irrumpió en la militancia ecológica hace treinta con la denuncia del uso como defoliante del "agente naranja", también es autor de una decena de libros. El primero, Historia de las crisis argentina, un saccrificio inútil, es una de las mejores reseñas críticas de la historia productiva nacional. El último, de 2011, Buenos Aires, ciudad inundable, editado por Le Monde Diplomatique, es excelente.



También resulta interesante y necesaria la entrevista publicada en Página/12 al autor del libro: Economista, escritor, profesor universitario, experto en Ecología y ex defensor adjunto en la Defensoría porteña, Antonio Brailovsky explica por qué no hay que sentarse a esperar un resultado mágico mientras los especialistas definen qué obras revisar o emprender después de las inundaciones.
“Empezar ya mismo una gestión del riesgo”



Imagen: obra de Benito Quinquela Martín.




Así como no podemos sostener mucho tiempo una mirada, tampoco podemos sostener mucho tiempo la alegría, la espiral del amor, la gratuidad del pensamiento, la tierra en suspensión del cántico. No podemos ni siquiera sostener mucho tiempo las proporciones del silencio cuando algo lo visita. Y menos todavía cuando nada lo visita. El hombre no puede sostener mucho tiempo al hombre, ni tampoco a lo que no es el hombre. Y sin embargo puede soportar el peso inexorable de lo que no existe.

(Roberto Juarroz)

sábado, 6 de abril de 2013

En el centro de la fiesta está el vacío

Ahora que descubren la precariedad, que filman a los pibes descalzos, que los pobres somos buenos, que los noticieros no son malos, que los funcionarios pisan los charcos y que los camiones se llenan de alimentos no perecederos, aprovechamos estos minutos de masiva sensibilidad, para interpelar al orgullo manifiesto por esta ráfaga de bondad:
¿Cuánto tiempo pasará para que los “humildes dignos de misericordia” volvamos a ser los “piqueteros de la discordia”, por reclamar la urbanización y el respeto que no llegan con ninguna donación?

Porque la “maquinaria solidaria” de la Argentina suele activarse por el llamado de la muerte, que jamás nos discrimina. Y vale un montón esa reacción en la desesperación, ésa que a todos nos resulta emotiva, pero alguna vez habrá que plantearse una “maquinaria preventiva”.
Pues recién entonces, cuando no haga falta una tragedia para activar la Patria Sensiblera, tal vez podamos cargar un camión entero de “Solidaridad no perecedera”.

(La Garganta Poderosa)


Imagen: La familia de Juanito Laguna, de Antonio Berni (1960).




A veces me parece que estamos en el centro de la fiesta, sin embargo en el centro de la fiesta no hay nadie. En el centro de la fiesta está el vacío; pero en el centro del vacío hay otra fiesta.
(Roberto Juarroz)