viernes, 8 de febrero de 2013

Bebamos el agua que nos fue negada

Es difícil entender porqué es preferible que el juicio por el atentado terrorista de la AMIA quede en vía muerta ante la imposibilidad de avanzar en la investigación si el objetivo es llegar a la verdad, pero también a la justicia.

O cómo justificar intelectualmente que avanzar en la investigación de este atentado terrorista abre la posibilidad de un nuevo atentado.

Siempre creí que la impunidad era condenable, y lo que dejaba abierta la posibilidad de volver a cometer un delito, no lo contrario.

Quizá no todos estemos hablando de lo mismo:
Es posible que mientras algunos hablamos de avanzar con el juicio por el que hace 9 años el gobierno argentino venía reclamando sistemáticamente colaboración a Iran ante la ONU, otros hablan de política local.



El pensamiento disipado, el acto disipado, los nombres esparcidos (lagunas, zonas nulas, hoyos que escarba terca la memoria), la dispersión de los encuentros, el yo, su guiño abstracto, compartido siempre por otro (el mismo) yo, las iras, el deseo y sus máscaras, la víbora enterrada, las lentas erosiones, la espera, el miedo, el acto y su reverso: en mí se obstinan, piden comer el pan, la fruta, el cuerpo, beber el agua que les fue negada.
(Octavio Paz)




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